“Si trabajas
con decisión, con esfuerzo, con coraje, la vida te dará frutos, de tal manera
que, para mí esos frutos están en el futuro de esos niños…”
Durante los
diez años siguientes, estuve apartado de la música, decidí tomarme un tiempo de
reflexión y centrarme fundamentalmente en los niños que tenía a mi cargo. Al
dar clase en un instituto, trataba con niños de 12 a 18 años, y a estos últimos
sobre todo, tenía que intentar sacar lo mejor de ellos ya que al final del
curso se enfrentarían con aquello que en su momento yo también temí,
selectividad.
Centré todo mi
esfuerzo en el instituto, y aunque no salía de gira, seguía obteniendo
beneficios porque mis discos se seguían vendiendo. Yo ya sabía que esto de la
música iba acabando ya que cada vez necesitan de gente más joven, y una persona
con 30-40 años no causa ya la misma sensación en las nuevas generaciones que
causaba con las anteriores. Yo estaba contento con todo lo que había hecho en
ese mundo, con todos mis logros, con haber cautivado el corazón de muchas
personas y con haber podido transmitir mi talento haciendo algo que se me da
bien, cantar.
Como bien digo,
hasta los 39 años fui un profesor reconocido en el instituto, que formaba a
todos los alumnos para que pudieran continuar estudiando, llegaran a la
universidad. Si alguno de ellos pretendía abandonar, allí estaba yo para
impedírselo. Mi método de enseñanza en el instituto consistía en hacer que los
alumnos pensaran, yo solo me limitaba a mediar, me convertí en un simple
mediador. Los alumnos tienen unos conocimientos previos, los cuales tengo que
conseguir que coordinen con los nuevos contenidos que les pretendo enseñar,
mediante la mediación (nunca me habrá visto nadie solucionando alguna
actividad, no, simplemente les hacía pensar para que ellos mismos la
solucionaran sin que nadie se las diera hecha).
Fue en el año
2031 cuando me dieron una gran noticia: viendo los buenos resultados que
obtenían mis alumnos, el gran conocimiento del centro que tenia, mis dotes de
liderazgo, entre otras características, decidieron nombrarme director del IES:
“Ciudad Jardín”. Con tan solo 39 años ya era el director del centro, y no solo
me limite a llevar la organización de toda la institución sino que también
seguía con mis clases habituales, ya que lo mío era enseñar y eso no lo iba a
dejar por nada en el mundo.
La que más se
alegró de todo esto fue mi esposa, la madre de mis hijos, quien también tenía
un puesto de trabajo en mi mismo centro, era filóloga hispánica, y sabía que
era algo que me merecía.
Con el centro a
mi cargo, pronto comenzarían las reformas que harían que todo siguiera por un
mejor cauce que por el que estaba situado ya que mi objetivo ha sido siempre el
de sacar lo mejor de todos. Entre esos cambios estarían: cambios en el
funcionamiento del centro, modificación de las instalaciones, modernización del
centro…
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