9 jul 2012

Capítulo 2: “De los treinta a los cuarenta”



“Si trabajas con decisión, con esfuerzo, con coraje, la vida te dará frutos, de tal manera que, para mí esos frutos están en el futuro de esos niños…”


Durante los diez años siguientes, estuve apartado de la música, decidí tomarme un tiempo de reflexión y centrarme fundamentalmente en los niños que tenía a mi cargo. Al dar clase en un instituto, trataba con niños de 12 a 18 años, y a estos últimos sobre todo, tenía que intentar sacar lo mejor de ellos ya que al final del curso se enfrentarían con aquello que en su momento yo también temí, selectividad.

Centré todo mi esfuerzo en el instituto, y aunque no salía de gira, seguía obteniendo beneficios porque mis discos se seguían vendiendo. Yo ya sabía que esto de la música iba acabando ya que cada vez necesitan de gente más joven, y una persona con 30-40 años no causa ya la misma sensación en las nuevas generaciones que causaba con las anteriores. Yo estaba contento con todo lo que había hecho en ese mundo, con todos mis logros, con haber cautivado el corazón de muchas personas y con haber podido transmitir mi talento haciendo algo que se me da bien, cantar.

Como bien digo, hasta los 39 años fui un profesor reconocido en el instituto, que formaba a todos los alumnos para que pudieran continuar estudiando, llegaran a la universidad. Si alguno de ellos pretendía abandonar, allí estaba yo para impedírselo. Mi método de enseñanza en el instituto consistía en hacer que los alumnos pensaran, yo solo me limitaba a mediar, me convertí en un simple mediador. Los alumnos tienen unos conocimientos previos, los cuales tengo que conseguir que coordinen con los nuevos contenidos que les pretendo enseñar, mediante la mediación (nunca me habrá visto nadie solucionando alguna actividad, no, simplemente les hacía pensar para que ellos mismos la solucionaran sin que nadie se las diera hecha).

Fue en el año 2031 cuando me dieron una gran noticia: viendo los buenos resultados que obtenían mis alumnos, el gran conocimiento del centro que tenia, mis dotes de liderazgo, entre otras características, decidieron nombrarme director del IES: “Ciudad Jardín”. Con tan solo 39 años ya era el director del centro, y no solo me limite a llevar la organización de toda la institución sino que también seguía con mis clases habituales, ya que lo mío era enseñar y eso no lo iba a dejar por nada en el mundo.

La que más se alegró de todo esto fue mi esposa, la madre de mis hijos, quien también tenía un puesto de trabajo en mi mismo centro, era filóloga hispánica, y sabía que era algo que me merecía.

Con el centro a mi cargo, pronto comenzarían las reformas que harían que todo siguiera por un mejor cauce que por el que estaba situado ya que mi objetivo ha sido siempre el de sacar lo mejor de todos. Entre esos cambios estarían: cambios en el funcionamiento del centro, modificación de las instalaciones, modernización del centro…

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