“Poco a poco la
vida va llegando a su fin, al igual que llega el fin de tus sueños”
Una década más
de mi vida, narrada en este texto, década en la que seguí volcándome en los
niños, década que supondría el comienzo del fin. Yo seguía feliz, mis sueños
habían sido cumplidos, seguía felizmente casado, estando con mis hijos, ya
independizados y con una familia que poco a poco iría creciendo.
Creo que fui el
único director que estuvo durante tanto tiempo al cargo del centro, ya que lo
lógico es que estuviera unos años, 5 o así, no más, pero hoy en día las cosas
han cambiado y su nombramiento depende del consejo escolar, si lo elige o no y
yo una década me tiré como tal (pienso que mi labor no fue para nada mala ya
que seguía saliendo elegido).
A los cincuenta
y cinco años decidí dejar ya la dirección del centro, porque aunque, como jefe
de estudios, seguiría supervisándolo todo y guiando al nuevo director, prefería
tener un poco mas de relajación, ya que dirigir un centro no es una labor fácil.
Tras una
trayectoria larga, primero como profesor, mas tarde como director, y finalmente
como jefe de estudios pronto llegaría mi jubilación que hoy por hoy se concede
a los 60 años, tras varios años en los que se concedía a los 67, locura
excesiva porque con esa edad creo que ya se merecen un descanso las personas.
Mientras tanto,
tenía cinco años por delante en los que todavía podía dar mucho de mí. El
centro todavía podía mejorar más, y yo podía seguir transmitiendo conocimientos
a mis alumnos de tal manera que todo siguió con normalidad durante esos cinco
años.
Como bien he
dicho, al cumplir los sesenta, ya todo terminó para mí. Mis sueños finalizados,
mi vida prácticamente estaba ya acabada, solo quedaría dejar que pase el
tiempo, dejar que la muerte se acerque poco a poco a mi vida.
Sesenta y uno,
sesenta y dos… año tras año mi vida va pasando, rodeado de los seres más
queridos para mí, aquellos seres que amaré siempre, aquellos que estarán
presentes hasta el fin de mis días.
Una enfermedad
se apoderaría años mas tarde de mi cuerpo, enfermedad que hará que poco a poco
vuelva a ser ese niño pequeño que fui, enfermedad que acabaría con mis
recuerdos, que acabaría con mi vida. Ya solo quedaba esperar.
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